La chica suspiró. Se sentía perdida y confusa. Miró a su habitación. Todo lo que le rodeaban eran recuerdos de lo que quería, y de lo que no. Recuerdos de su pasado, de su presente y quizás de su futuro. Miró todo con asco, pero después se arrepintió y con un gesto de ternura repasó las cosas de su habitación.
Había pasado tanto tiempo allí... Pero no había vuelta atrás. No podía dejar de ser quien era. Era mejor largarse. Hacer vida nueva y que por fin alguien la aceptase tal como era.
Con las manos se enjugó las lágrimas. Después de recorrer la habitación cogió una mochila, se la puso a los hombros, abrió la ventana, puso un pie en el estante que estaba justo debajo, para subirse a él, y salió por ella.
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