Gente felis

:)


Nunca fue necesario definir un sentimiento tan pequeño y a la vez tan grande.

El nombre del viento

«He robado princesas a reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos.
»Me llamo Kvothe. Quizá hayas oído hablar de mí

Grandísimo descubrimiento. Gracias, Dabiz.

Quiero volver a la niñez

















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Distorsión espacio temporal

Sí, de esas que me gustan a mí.
Era tan pronto y a la vez tan tarde... En menos de un segundo todo había cambiado. El sol decidió ganarle la apuesta a la luna y le quitó una hora de brillo. La hora entristecida, desapareció sin dejar rastro esperando salir al día siguiente algo más animada.
La hora decidió sacrificarse, se fue con honor, para adelantar una hora más y compensar los días... Marzo se acaba. Viene la primera, y allá más lejos veo el verano venir sin pausa, pero sin prisa.
Sí señor, hoy se ha adelantado una hora. Y mis sorprendidos, viejos y cansados ojos lo han visto.

Nota: Ojos cansados porque son las tres de la mañana, cuando ha ocurrido la distorsión, y me muero de sueño.

Quiero ser libre


Todo lo que quiero es sentir el viento en mi pelo,
Mirar el miedo, pero no sentirme asustada.

Veo la chica que quiero ser, montando a caballo, sin preocupaciones, por la playa.
Si aquella fuese yo me lanzaría de cabeza, sin pensarlo un momento.
"Actuar y maldecir las consecuencias..." Me gustaría que fuese así de fácil.o me siento

Anuncio de Ikea

Testamento:
Yo, fulano de tal, en el mejor momento de mi vida (que espero que aún dure mucho), dispongo:
Que es mi voluntad legar a quien los quiera la totalidad de mis bienes. A saber:
La luz del sol, los besos a mis hijas, el "jo, papi qué pesado!", la receta de mis torrijas, y las sobremesas que se alaaaaaaaargan.
A día de hoy y tal y tal
Firmado: Yo.

No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita.



Me han enseñado que no se puede batir un yogur como un zumo sin abrirlo antes porque si tiene moho te lo comes sin darte cuenta. Es mejor abrirlo y batirlo con la cuchara después de ver que no tiene nada.
Me estoy dando cuenta de quienes valen en realidad y quienes sobran en mi vida, y la verdad, de estos últimos hay tantos que me da pena ver en lo que me había convertido por estar rodeada de gente.
Al menos ahora he escogido no hablar de mis problemas, no con todo el mundo como hacía antes. He escogido solucionarlos por mí misma o apoyarme en 2 o 3 personas, en vez de hacer que me aguanten veinticuince mil. Es mucho mejor así, y estoy orgullosa.
Pero lo que no me gusta es darme cuenta de toda la gente que sobra y que no son amistades. Es mejor vivir en la ignorancia, ser incrédula e inocente y confiar en todo el mundo, creer que todo está lleno de amigüitos. Me apena tener que desistir y dejar de luchar por algunas personas. Me apena pensar que la gente se va a creer que la considero menos importante por guardarme más las cosas y etc. Pero esto acabaría pasando.
A pesar de todo... Bien! Bien por aprender a llevar las cosas más en soledad en vez de cargar el peso en los demás. Bien, Vero, bien! (Y no, no es sarcasmo).
Hoy me he puesto a pensar y he sacado una sonrisa.
Sí, puedo demostrar que sigo recordando a mi padre. O al menos que me queda una parte de él.
Porque lo escucho y lo recuerdo, y recuerdo sus momentos enfermo y con el último suspiro de vida, pero también totalmente sano, o enfadado, o alegre, o lloroso. Pues era un humano, y tiene momentos, como todo el mundo.
Y estos días, sin quererlo hago honor a él. Porque vuelvo a las andadas, a hacer puré de patatas en un cuenco para tomarlo por la tarde, a comer pasta cruda, a escribir tonterías, lo que pasa que ahora mucho más libremente, a leer por las noches cuando ya debería de estar acostada, no ser capaz de conciliar el sueño por imaginarme cosas desagradables poniéndome a prueba...
Me siento tranquila porque actúo como si él todavía estuviese a mi lado. Sigo siendo una niña de papá, tonta, infantil, incrédula, pero al fin y al cabo, niña de papá.
I miss you, dad

A día de hoy...

A día de hoy puedo decir que la quiero, que quiero seguir a su lado, que no me he cansado de ella después de casi 4 meses que la conozco y 2 que estoy con ella. Tengo claro que la necesito y que sin ella nada de esto es lo mismo. Sí, soy muy feliz, a pesar de todos los altibajos, puedo saborear esa palabra en mi boca y pronunciarla con una sonrisa, y os juro, que no deja un sabor amargo.
Y qué pasaría si...?

II

De repente sucedió. Me besó. Y las lunas se unieron a los soles y viví una vida entera.
Las flores empezaron a mostrar sus mejores galas, se vistieron con sus pétalos más hermosos y cuidados. Eran suaves, pero sobre todo finamente elegantes como una túnica morada que resbala con delicadeza dejando al descubierto el hombro de una mujer. Sus labios se posaron sobre los míos con suavidad, preguntando si podían pasar, y yo les correspondí. Les di la bienvenida acercando más los míos. Ella lo entendió y empezó a besarme, con delicadeza, con belleza. Me besó como si estuviera besando rosas brillantes, hermosas e irrompibles, pero llenas de espinas. Me besó con cuidado, con cautela, con miedo. Me besó como si besase a una rosa.
Algo se rasgó en el cielo y una llovizna tranquila impuso la calma y la libertad bajo su falso techo. El sol, caballeroso, se retiró no sin despedirse antes con sus últimos rayos dando calor. En ese intervalo apareció un arcoiris para recordarnos que el mundo todavía tenía algo en lo que creer. No sólo eran cielo sol luna y estrellas. El arcoiris siempre alegre, mostraba su sonrisa de mil colores, perdiéndose en el infinito cuando la luna y el sol se enfrentaban. Y mientras tanto ella me agarraba con fuerza, me atraía hacia su pecho consiguiendo que nos rozásemos, intentando no dejar pasar ni una pizca de aire entre las dos. Me aguantaba. Con una mano me agarraba rodeándome la espalda, con la otra sostenía mi cara. Yo suspiraba al notar sus manos.
Después empezó una tormenta de verdad. Se desató la guerra en el cielo, pero también entre nosotras. Llovía con fuerza. Sólo mandaban sus deseos, pero eran los mismos que los míos. La lluvia nos empapaba, nos calaba hasta no dejar rastro de sequedad. La lluvia, sabia, ella, que refrescaba y te liberaba. Sus labios que se movían rápidos, intentando atrapar los míos. En su interior, su lengua jugaba con la mía, se movían juntas, se tocaban, se peleaban, descubrían mundos diferentes. Era una guerra. Pero en ella definitivamente ganábamos las dos.
Con un último grito mojado la lluvia se fue, pero las nubes permanecieron, dando tranquilidad, y quizás algo de atontamiento al ambiente. El aire era puro, pues la lluvia se había llevado todo rastro de atmósfera cargada, pero aún así, aquella luz con la que nos iluminaban las nubes a duras penas, seguía atontando. A pesar de todo la sensación de tranquilidad era máxima.Había parado. Nuestras caras se habían separado y ella había exhibido su mejor sonrisa, aquella sonrisa… Me volvía loca y a la vez me tranquilizaba. Sus ojos verdes tiraban de mí para que me perdiese en ellos. Estoy segura de que el cielo es verde, que me aspen si no es cierto! Nadie podría negármelo después de ver sus preciosos ojos.
Pero… Por qué se había apartado? Qué quería? Sin ella iba a perderme. Pero debió de entrever mis pensamientos pues me abrazó y suspiró. Me dijo que me quería y sonreí para mis adentros. Aquello no podía estar pasando, era demasiado bonito para ser verdad.
Cerré los ojos para dejarme llevar. Para seguir amándola. Me mantuve callada.
La estreché entre mis brazos prometiéndome que nunca la dejaría sola. Nunca dejaría de protegerla, aún tuviese que poner mi vida como alfombra para que ella no se mojase sus perfectos y a la vez comunes pies. 
Yo la quería a ella con todo. Con sus defectos y con sus dones. Pero sobre todo con las dos cosas mezcladas, porque así somos los seres humanos. A algunos nos cuesta no tener miedo y otros son demasiado espabilados, pero aprendimos el verbo amar y sabemos conjugarlo bien. 
Y cómo quería a su ombligo! Lo quería por encima de todas las cosas. Ese agujerito infantil y tierno. Aquel por el que puedes soñar las cosas más desagradables, pero a la vez puedes vivir cosas sencillas y bonitas. A un ombligo puedes soplarle, hacerle caricias, jugar con él, pasear el dedo por él, darle un beso, morderlo con suavidad, lamerlo, untarlo en nata (o en almíbar), mirarlo y sonreírle, poner la mano encima y protegerlo, taparlo… Era un ombligo tímido, miedoso, pero a la vez adorable, y era precioso. Yo lo amaba, igual que amo a su propietaria, que no lo tiene muy en cuenta y si lo hace es para mal, pobre ombligo.
Pero también quería sus cosas cotidianas. A hurtadillas me fijaba en sus pies, simples como los de las demás personas, pero a la vez especiales por ser precisamente los de ella. También había visto la musculatura de sus piernas, había observado sus muñecas, los nudillos de las manos, la piel de su espalda y de su culo. Había mirado sus dientes, sus finos labios y sus grandes párpados, siempre manchados de negro. Admiradas fueron sus orejas y también la nuca y el principio y el no terminar de su apetecible cuello.
Ella era una persona, la amaba. Y lo sigo haciendo a estas alturas, a estos dos meses que llevamos, que no son para menos. Serán más, infinitos más. A su lado estaré siempre, como en la historia que contaba Márquez, donde el protagonista esperaba por su amada, desde que la conocía hasta que se moría, sin recibir nunca su atención, a pesar de que ella también le amaba. Todo ocurría a través de largos tiempos en los que azotaba el cólera. Allí estaba él, sobreviviendo, esperando por ella, para siempre. Ella fue su último pensamiento.
“Y tú siempre eres el mío antes de acostarme y el primero al levantarme. Te quiero, así que por favor, bésame” rogué en mis pensamientos sin mediar palabra.
Separó nuestro abrazo y volvió a sonreír. Le dediqué una risueña mirada y ella no lo soportó más. Cerró los ojos, y sus labios se lanzaron para chocar imponentemente contra los míos. Encantada los recibí y de repente, me sentí más cerca de tocar el cielo, de lo que ningún astronauta ha podido soñar en tocar Plutón.
La verdad es que esta mujer es absolutamente genial.

Precuela de Harry Potter I

El 09 de Marzo de 2008 se anunció que la autora JK Rowling se uniría a otros 12 autores para crear una pequeña historia en una hoja en blanco de tamaño A5, la cual sería donada para una subasta de caridad de la tienda Waterstone’s Piccadilly de Londres el 10 de Junio de 2008, cuyas ganancias obtenidas del evento llamado “Cuál es tu Historia” serían entregadas a la Organización Inglesa PENy la Dyslexia Society. El 28 de Mayo, se anunció que sería una Precuela de 800 palabras de Harry Potter, protagonizada por James Potter y Sirius Black justamente 3 años antes de que Harry naciera.
Traducción: “Tomado de la precuela que no estoy escribiendo, pero que fue divertida! JKR 2008″
A las 6:00am (Hora de Londres) del 11 de Junio de 2008, el website oficial de Waterstone’s publicó las dos imágenes de la hoja con la precuela.
- Lado 01 -
La motocicleta tomaba velocidad y dobló en la esquina tan rápido en la oscuridad que ambos oficiales de policía en la patrulla de persecución gritaron “¡Guau!”. El sargento Fisher aplastó su pie contra el freno, pensando que el muchacho que conducía de seguro estaría bajo sus ruedas; sin embargo, la motocicleta hizo el giro sin lanzar a ninguno de sus pasajeros, y con un guiño de su parte posterior, de luz roja, desapareció por el lado angosto de la calle.
¡Ya los tenemos! -gritó el oficial Anderson, emocionado- ¡Ese es un callejón sin salida!
Apoyándose en el timón y apretando sus neumáticos, Fisher rayó la pintura del costado del auto mientras lo forzaba a través de la angosta calle en la persecusión.
Ahí en las luces estaba sentada su presa quieta por fin luego de una carrera de un cuarto de hora. Los dos pasajeros estaban atrapados entre una alta pared de ladrillos y la patrulla de policía, que estaba ahora frente a ellos como un predador rugiente con ojos luminosos.
Había tan poco espacio entre las puertas del auto y las paredes del callejón que Fisher y Anderson tuvieron dificultades para salir del vehículo. Les hería la dignidad tener que desplazarse cuales cangrejos hacia los malandrines. Fisher arrastró su generosa barriga a lo largo de la pared, arrancando botones de su camisa en el camino y arrancando finalmente el espejo del costado del auto con su retaguardia.
- ¡Bájense de la moto! -gritó a los sonrientes jóvenes, quienes estaban sentados bañándose en la brillante luz azul, como si lo disfrutaran.
Hicieron lo que les habían pedido. Una vez libre del espejo roto del auto, Fisher los miró. Parecían ser adolescentes. El que había estado conduciendo tenía el cabello largo y negro, y su insolente buena apariencia le recordaba desagradablemente al vago guitarrista, novio de su hija. El segundo también tenía el cabello negro, aunque era corto y se paraba en todas direcciones. Usaba lentes y sonreía abiertamente. Ambos vestían camisetas que llevaban una gran ave dorada, sin duda el emblema de alguna desafiante banda de rock sin afinación.
- ¡Sin Cascos! -gritó Fisher, señalando de una desprotegida cabeza a la otra, – ¡Exceso de velocidad… y una gran cantidad!
De hecho, la velocidad registrada había sido mucho mayor de la que Fisher habría estado dispuesto a aceptar que alguna motocicleta podría alcanzar,- ¡No detenerse ante la policía!

Lado 02 -
- Nos habríamos detenido a conversar, -dijo el chico de gafas- sólo que estábamos tratando…
- ¡No te hagas el listo! ¡Ustedes dos estan a punto de estar en problemas! -dijo Anderson con sorna- ¡Nombres!
- ¿Nombres? -repitió el conductor de cabello largo- Ehm, bueno, veamos. Están Wilberforce… Bathshebba… Elvendork…
- ¡Y lo que es mejor de ese nombre es que puede usarlo para un niño o una niña! -dijo el chico de gafas.
- ¡Oh! ¿NUESTROS nombres, quiso decir? -preguntó el primero, mientras Anderson casi escupía de la rabia- ¡Debió haberlo dicho! Este de aquí es James Potter, ¡y yo soy Sirius Black!
- Esto se va a poner seriamente negro para ustedes en un minuto, pequeñajos insolentes de…
Pero ni James ni Sirius prestaban atención. De pronto estaban alertas como sabuesos, mirando detrás de Fisher y Anderson, hacia el techo de la patrulla de policía, hacia la oscura boca del callejón. Entonces con idénticos movimientos fluídos llevaron sus manos a los bolsillos traseros.
Por espacio de un latido de corazón ambos policías imaginaron armas asomándose ante ellos, pero un momento después vieron que los motociclistas no habían sacado más que…
- ¿Baquetas de batería? -dijo Anderson, casi riendo- Par de bromistas, ustedes dos ¿no? Bien, los arrestamos bajo los cargos de…
Pero Anderson nunca terminó de nombrar los cargos. James y Sirius habían gritado algo incomprensible y varios haces de luz se movieron.
Los policías se volvieron, y luego casi cayeron hacia atrás. Tres hombres estaban volando -realmente volando- en escobas fuera del callejón, y al mismo tiempo, el auto-patrulla se levantaba en sus ruedas traseras.
A Fisher le temblaron las rodillas y cayó sentado; Anderson tropezó con las piernas de Fisher y cayó sobre él con un fuerte ¡plum! ¡bang! ¡crash! Oyeron a los hombres en las escobas estrellarse contra el auto levantado y caer, aparentemente sin sentirlo, al suelo mientras pedacitos rotos de escobas cayeron al rededor de ellos.
La motocicleta ya estaba encendida y rugiendo nuevamente. Con la boca aún abierta, Fisher logró obtener fuerzas para volver a mirar a los jóvenes.
- ¡Muchas gracias! -gritó Sirius sobre el ruido del motor- ¡Les debemos una!
- ¡Si, un gusto conocerlos! -dijo James,- ¡Y no lo olviden: ¡Elvendork! ¡Es unisex!
Hubo un golpe que hizo temblar la tierra y Fisher y Anderson se abrazaron atemorizados; su auto acababa de caer nuevamente al suelo. Ahora fue el turno de la motocicleta de rugir. Ante los incrédulos ojos de los policías, la moto se alzó a los cielos: James y Sirius se alejaron hacia el cielo, la cola de luz brillando tras ellos como un rubí desvaneciéndose.

La cara de mil ojos (de verdad que tiene mil.)

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NOTA: Para qué engañarnos, sí que me moría de ganas de hacer la maldita cara. Te odio, zorra (mayor insulto o algo negativo mayor cariño, recuerda). 1:06 a.m.