Pienso en ella... Como todos los días. E imagino que vuelvo a verla, que la abrazo y que la hago mía, que no la suelto y... Suspiro. Ahora que la echo de menos, más necesidad tengo de ella y los sentimientos pasan a engrandecerse. Sólo quiero su presencia, eso me basta. Y es entonces, al imaginarme que la beso y que me corresponde, cuando me da un terrible vuelco al corazón. Y entrecierro los ojos y suspiro de nuevo. Como cuando me besó por primera vez.
Y me encanta que seas feliz, te lo mereces.
ResponderEliminarVer oír y callar.